Para que seas seleccionado como un donante de células formadoras de la sangre debes ser compatible con el paciente; esto quiere decir que sus células deben ser tan parecidas que pueden convivir en el cuerpo del receptor sin tener ningún problema.
Cuando una persona es diagnosticada con alguna enfermedad grave de la sangre, lo primero que se hace es buscar entre sus hermanos para ver si hay uno idéntico, ya que la probabilidad de encontrar un hermano compatible es mucho más alta (porque heredan la información de los mismos padres) que la probabilidad de encontrar alguien tan parecido fuera de la familia. Sin embargo, solo 3 de cada 10 personas tiene un hermano idéntico, el 70% restante debe acudir a un registro para encontrar un donante no familiar que sea compatible.
Si tú no eres hermano o hermana del paciente, la posibilidad de ser compatible con él o ella es la misma que la posibilidad de ser compatible con un extraño. Por lo tanto, al inscribirte al registro, te comprometes a ser un donante para cualquier persona que lo requiera. Esta es la manera de asegurar que cualquier paciente pueda acceder a un donante siempre que exista esa compatibilidad.